DESPERTAR
- serasum_Sara
- 7 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Él despertó aquella mañana, como tantas otras veces, abrazado a su espalda, rodeándola con sus enormes brazos tan pegado a ella como le era posible. Y volvía a agradecer al mundo por aquello, despertar juntos era para él el mejor momento del día. Y todas las mañanas ese era su primer pensamiento. Apretó el abrazo a su cuerpo aún más, aspiró el olor de su pelo, rozando su nariz por su cabeza, por su nuca... apartó el pelo para descubrir su cuello y comenzó a besarla despacio, rozando sus labios con tanta dulzura como le era posible.
Notó como ella pareció haber despertado de su sueño en el momento en el que él depositaba infinitos besos en su piel, y su reacción al bajar el hombro y exponer aún más su cuello sólo hizo que él aumentara el nivel. Abrió su boca para soltarle leves y suaves bocaditos, rozando lentamente sus dientes contra ella, y acompañando aquellos movimientos con el roce de su lengua, saboreando con intensidad en cada centímetro que avanzaba. El aliento que exhalaba en su piel le volvía loca.
No pudo evitar notar, por su posición, que algo más se había despertado ya, y sólo pudo responder ante eso con un ligero movimiento de caderas contra él, suave e intenso. Él la acompañó en su vaivén, agarrando su cadera con fuerza y atrayéndola más para que pudiera sentirle, mientras el ritmo de sus respiraciones aumentaba sin control. Continuó su expedición de besos y caricias en dirección a su mandíbula, haciendo que ella comenzara a girarse, guiándole el camino hacia sus labios.
Subió su mano hasta agarrarle con la misma ambos lados de su cara, donde consiguió con ansias envolver sus labios en un sinfín de mordidas, donde sus lenguas jugaban el papel protagonista y sus primeros gemidos eran los espectadores. Movió su cuerpo para colocarse encima de ella, quien adaptó sus piernas para poder sentirle de lleno. Le rodeó la cintura con ellas, mientras él agarraba su cabeza en ambos lados, tan juntos el uno del otro como les fue físicamente posible. Sentirse el uno al otro, sentir sus esencias, sus cuerpos, su olor.
En algún momento y sin darse cuenta, sin apenas desvestirse, la fusión se hizo tangible. La expresión en su rostro ante aquello le parecía el cielo: una mezcla de sorpresa, puro placer y provocación que hacían que él la deseara aún más si era posible. El ritmo era lento pero intensísimo. Caliente y profundo. Como queriendo fundirse en uno con tanta fuerza como hubiera en el universo. La llenaba de besos y flores por el rostro, el cuello, su pecho.
Las manos de ella recorrían su espalda desgarrando la piel y aprentando cada vez más su cuerpo contra el suyo, ansiando esa fuerza que él infundía con su baile de caderas. Lento, pero llegando al más allá.
Con un un grito en el cielo, ambos cuerpos comenzaron a vibrar, atrayéndose más el uno al otro, abrazándose en un sólo ser, queriéndose más que nunca. El sonido de las respiraciones agitadas, los gemidos al oído del otro, la fuerza de su amor.
"Lo más grande que te puede suceder es que ames y seas correspondido"
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